domingo, 10 de febrero de 2013

¿El último capítulo del Pemexgate? Segunda parte.

@Serxiuxo

Ya suman más de 35 las personas fallecidas por la explosión del edificio B2 del complejo administrativo de PEMEX, el pasado 31 de Enero en Marina Nacional, 18 aún continúan hospitalizados.

Ya, también, pidió don Osorio Chong, Secretario de Gobernación, no especular. 

Ahora resulta que los ciudadanos que nos preguntamos qué sucedió en el anexo de la Torre de Pemex debemos esperar las versiones oficiales para opinar públicamente. 

En la primera parte de esta nota planteé un problema de la parcial privatización, y suscribo un fragmento: “A estas alturas, si PEMEX es administrado con capital extranjero, o no, es otro tema y es más bien un debate nacionalista infinito, un tanto republicano. El lío no es quién, o en qué partes, se asuma la gerencia sino la incapacidad e inoperancia del gobierno federal, y sus programas de inversión, para hacerlo. 

… no es el eje del problema en quiénes o cómo, al menos estratégicamente no porque moralmente sí, queden repartidas las decisiones sobre la tutela de PEMEX, ni en cuántas partes se haga, sino los residuos y consecuencias que generará la delegación de operatividad a la industria privada… Ya el otro tema, el más importante, será el desempleo.” 

Y es que la delegación de funciones tan delicadas a los contratistas y prestadores de servicio privados como lo son el análisis e integridad de instalaciones, ya sea industriales o administrativas, genera un alto riesgo de seguridad y mantenimiento por la falta de capacitación del personal con el que, y cabe destacar, sí cuentan los empleados de PEMEX. 

El tema viene girando sobre un pequeño círculo de dudas, y sobre una pequeña cúpula de políticos y empresarios también. El capital privado no es malo para las empresas paraestatales, no si coadyuvan a sostener su autonomía. Sin embargo, el capital privado extranjero no promoverá la reinversión local de las ganancias y es que, vuelvo a suscribir un fragmento de la primera parte de esta nota, “Es del sector energético de dónde el país obtiene la mayor parte de sus ingresos y, por tanto, es el mayor peso que equilibra las amortizaciones de la deuda externa en la balanza de pagos.” 

El lío es, entonces, la inoperancia de la función pública para administrar PEMEX y su temor para inyectar recursos del erario porque, chingao, fuerza de trabajo la hay, transparencia y capacidad no. 

Esperemos, pues, el resultados definitivos de las averiguaciones sobre lo sucedido. Mientras tanto, los ciudadanos comunes que padecemos del síndrome del sospechosismo adquirido, y los familiares de las víctimas, estamos pendientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario