Por Sergio Fernández (@Serxiuxo en Twitter).
"No me arrepiento. En la Fórmula 1, ahora como entonces, el piloto con el coche más rápido gana, punto. Nunca tuve un coche dominante como el Ferrari de aquellos tiempos, pero luché por el título y estoy orgulloso de lo que hice. Creo que la Indy es lo máximo”, Juan Pablo Montoya, ex piloto de F1 y NASCAR, ganador de la primera fecha de IndyCar 2016.
"No me arrepiento. En la Fórmula 1, ahora como entonces, el piloto con el coche más rápido gana, punto. Nunca tuve un coche dominante como el Ferrari de aquellos tiempos, pero luché por el título y estoy orgulloso de lo que hice. Creo que la Indy es lo máximo”, Juan Pablo Montoya, ex piloto de F1 y NASCAR, ganador de la primera fecha de IndyCar 2016.
Ningún campeonato en el mundo, de ninguna otra disciplina, provoca tanta expectativa, semana a semana, como la máxima categoría del automovilismo deportivo, la Fórmula 1; el glamour, las especulaciones, los rumores, los contratos millonarios, las transferencias de pilotos, los avances técnicos y tecnológicos que suman muchísimas aportaciones a la industria automotriz y, sobre todas las ínfimas cosas, el ímpetu pasional de los fanáticos que siguen cada premio y viven la algarabía desbordante por sus equipos favoritos; su folclore, pues. Así, 2016 presume ser histórico por muchos motivos para la 1; el regreso de Renault a los boxes; el bicampeonato de Hamilton, tras un predominante y abusadoramente talentoso dominio de ambos pilotos de Mercedes, Nico y Lewis; los ajustes y las inversiones en Maranello de muchos dígitos para volver a colocar un trofeo de campeonato en aquellas inmaculadas vitrinas; la incorporación de Haas Team y el mexicano Esteban Gutiérrez como su piloto protagonista de la mano de Gene Haas, copropietario de Stewart-Haas Racing de la NASCAR Sprint Cup Series; entre muchos otros importantes detalles.
A pesar de que los franceses volvieron
como escudería independiente, Renault ha impreso su huella tras bambalinas en
el máximo circuito desde su salida en 2011, siendo una plataforma
importantísima para las promesas jóvenes que han incursionado en sus propias
categorías (Fórmula Renault 3.5, por ejemplo), como antesala a la Fórmula 1, y continuará
también en el ruedo mecánico como proveedor de motores a Red Bull Racing, con
el Tag Heuer; dejando a Toro Rosso, debido a la falta de presupuesto y tiempo
para reconstruir el auto, con los incontenibles ánimos de un nuevo motor
Ferrari que la propia escudería italiana sí usará, para ser potenciado por la planta
motriz que los cavallinos montaron el año pasado; por otro lado, Manor abandonó los
motores Ferrari con clasificación 2014 y utilizará Mercedes con prácticamente la
misma clasificación que los que AMG equipará esta temporada. Actualmente, la
experiencia de Renault en los boxes ha sido un parteaguas del cúmulo de
tácticas y estrategias de equipo, premio tras premio, y han sido los garajes que
tuvieron sus motores los últimos años un modelo de sincronía y disciplina
significativo a observar sistemáticamente, incluso por escuderías de mayor
renombre... y recursos; un claro y vergonzoso ejemplo fue la trágica relación
que Fernando Alonso tuvo con su McLaren en repetidas fechas del último año,
quedando entre las sombras de su vitrina el bicampeonato obtenido entre 2005 y
2006 con Renault, pese a los reclamos y berrinches que Ferrari, y Schumacher
desde luego, le harían a la FIA a mitad de aquella temporada por acuso de uso
indebido del mass-damper, que los franceses resolverían justo a tiempo con un
rediseño exprés del auto antes de finalizar el campeonato. Tras una mano
terrible de cartas a su regreso a Renault en 2009, el español partiría al año
siguiente para defender los colores rojos de sus verdugos italianos hasta su reincorporación
con los ingleses de McLaren, hasta donde hoy en día forma un titubeante equipo para
suplir la costosísima partida de Lewis Hamilton a Mercedes.
Los cambios en la 67° temporada
de Fórmula 1 incluyen un sistema complejo para la asignación y devolución de
los diferentes tipos y compuestos de neumáticos que Pirelli provee; un sistema
más complejo aún de tres clasificaciones y obtención de la pole, para el premio
del siguiente día; y, sin lugar a dudas, los que monoplizan los reflectores y
las portadas de prensa, como los dolores de cabeza de los equipos y dueños, los
autos. ¿Tendrá Ferrari en su SF16-H la combinación precisa para vencer al W07
de Mercedes?, ¿alcanzarán los ajustes de Hasegawa, en las impecables trincheras
de Honda, para que Alonso llegue a pits en el McLaren y no a pie?, ¿será
el nuevo RS16 de Renault lo adecuadamente eficiente para competirles a los
grandes?, y, a propósito, ¿podrán Mangussen, un danés prodigio de 23 años campeón de la Fórmula Renault 3.5, y Palmer, un británico de 25 años campeón de
la GP2 Series, del Renault Sport F1 Team, competir y mantener sus Pirelli pegajosas
cerca de los monoplazas de Vettel, Räikkönen, Rosberg y, vaya, Hamilton?; ya
veremos.
¿Los pronósticos?; pues, a decir verdad y a
pocos días del banderazo de salida en Melbourne, no se abalanzan sobre quién, o
qué, podrá arrebatarle la hegemonía al piloto inglés de Mercedes, sino cuántos
años más durará su legado. Mientras tanto, los rincones que el iridiscente sol
de Montecarlo escombra, el ruboroso horizonte de Suzuka, las figuras inmóviles de
los rojizos arces de Île Notre-Dame, el atardecer veloz en Eau Rougue, los
misterios de Lombardía, el extravagante Yas Marina, y el imperturbable aroma de
caucho caliente matutino, esperan incipientes.