miércoles, 28 de septiembre de 2016

AMG tira motores por la ventana.

Por Sergio Fernández, @Serxiuxo en Twitter

Después del lanzamiento del AMG GT Roadster, llega el AMG GT S...

Aún siendo líderes del campeonato de la máxima categoría -seguramente próximos tricampeones-, y fuertes contendientes en categorías DTM y GT, la división AMG de vehículos para calle ha tenido mucho movimiento comercial -y fiscal- en los últimos meses; a alguien en Affalterbach le sobra mucho presupuesto, ingenio, tiempo y neumáticos.

Alfa presentó su Giulia Veloce en París, aunque sedán, que recién batió record en Nürburgring; BWM hizo lo propio con el M5 y Audi también dio a luz un RS6 renovado -que no llevará más el V10 de origen Lamborghini, lección aprendida de los muchachos de Bayerische Motoren-.

Sin embargo, Mercedes parece ir, si no precisamente un paso más adelante, por los caminos del gasto millonario en desarrollo de versiones exclusivas -también lanzó recientemente el AMG GT R, presentado en un horrible verde por Hamilton-. 

¿Qué vendrá entonces desde las trincheras bávaras de BMW y Audi, respecto a vehículos comerciales, para opacar la luz de los reflectores puestos en Mercedes durante el ya avanzado 2016? Así, aunque Audi Sport ha hecho bien las cosas en la Fórmula E y el World Endurance Championship -ganadores de las 6 Horas de México-, y BMW Motorsport en las categorías de turismo, en AMG se divierten de lo lindo con todas las maletas de euros obtenidas por el equipo que Lewis y Nico lideran en la categoría madre del deporte motor.

Renault, ¿prematuro regreso a la máxima categoría?

Por Sergio Fernández, @Serxiuxo en Twitter

Abiteboul, presidente de Renault Sport F1 Team, y Vasseur, su director, han admitido que fueron ingenuos en su regreso prematuro al máximo circuito, tras la terrible temporada que han hecho en el transcurso del avanzado 2016.

Luego de su salida en 2011 como escudería, y el bicampeonato obtenido por Alonso en 2005-2006, en Renault se mantuvieron motivados y cerca de los boxes, como asesores técnicos y proovedores de motores -y algo más- a Red Bull y Toro Rosso; en la presente temporada los de Sainz y Kyvat fueron potenciados por un motor 2015 de Ferrari; mientras que sus hermanos londinenses montan todavía uno idénticamente homologado al monoplaza francés R.S.16, aunque las relaciones amorosas, mecánicas -y financieras- se fracturaron al grado de que los V6 que Verstappen y Ricciardo usan en sus autos llevan la denominación Tag Heuer y no más la de Renault. Además, la empresa terminaría asociándose con Aston Martin, también con sede en Londres, para desarrollar un demencial prototipo y firmar un cheque posfechado de rédito y desencanto a los dueños del rombo.

La experiencia de Palmer y las altas aptitudes del joven Magnussen -que rompió algunos récords en casa y último ganador de la Fórmula Renault 3.0, batallón de promesas y escalón para muchos hacia la máxima- no le han alcanzado al fabricante francés, con sede en Londres también, para competir en un mundo surrealista donde sólo Mercedes, Ferrari y sus propios antagonistas de la bebidas energéticas parecen tener los guantes del tamaño suficiente para subirse al ring, premio tras premio.

La llegada de Checo sonó ávida, aunque Slim corrompió la quimera con el anuncio de que se haría de los derechos de Force India. Rosberg suena para Maranello, con más razón si le arrebata el título al consentido y bicampeón londinense. Vettel se mantendría donde está y Raikkonen podría ir a McLaren a componer el accidente que Alonso y el consorcio con Honda han derramado por todo el adoquín de la inmaculada sede en Londres -Londres, para variar-.

Entonces, ¿ahora quién? -como dice la canción-, no sabemos; ¿ahora qué?, tampoco. Renault se encuentra en una situación financiera endeble, cuya mayoría de acciones le pertenecen a Nissan; sus World Series y las distintas fórmulas locales son un éxito como escarmiento y semillero de pilotos jóvenes con mucha hambre de fama; son campeones de la Fórmula E, de la mano del primogénito de un icono del automovilismo parisino, de apellido Prost.

Per se, alguien sabio dijo, "si vas a perder dinero, qué mejor forma de hacerlo en el gran circo de la Fórmula 1"; ¿recuerdan quién?, si lo hacen, etiqueten a algún funcionario de Renault, sálvenle el pellejo. Los legados se quedan impresos en las revistas, en las historias de los grandes hombres que los forjaron y en las vitrinas de las compañías; pero no ganan campeonatos del mundo.

martes, 15 de marzo de 2016

Fórmula 1 2016; el regreso de Renault, el hegemónico telón de Mercedes y los pronósticos... ¿reservados?

Por Sergio Fernández (@Serxiuxo en Twitter).

"No me arrepiento. En la Fórmula 1, ahora como entonces, el piloto con el coche más rápido gana, punto. Nunca tuve un coche dominante como el Ferrari de aquellos tiempos, pero luché por el título y estoy orgulloso de lo que hice. Creo que la Indy es lo máximo”, Juan Pablo Montoya, ex piloto de F1 y NASCAR, ganador de la primera fecha de IndyCar 2016.

Ningún campeonato en el mundo, de ninguna otra disciplina, provoca tanta expectativa, semana a semana, como la máxima categoría del automovilismo deportivo, la Fórmula 1; el glamour, las especulaciones, los rumores, los contratos millonarios, las transferencias de pilotos, los avances técnicos y tecnológicos que suman muchísimas aportaciones a la industria automotriz y, sobre todas las ínfimas cosas, el ímpetu pasional de los fanáticos que siguen cada premio y viven la algarabía desbordante por sus equipos favoritos; su folclore, pues. Así, 2016 presume ser histórico por muchos motivos para la 1; el regreso de Renault a los boxes; el bicampeonato de Hamilton, tras un predominante y abusadoramente talentoso dominio de ambos pilotos de Mercedes, Nico y Lewis; los ajustes y las inversiones en Maranello de muchos dígitos para volver a colocar un trofeo de campeonato en aquellas inmaculadas vitrinas; la incorporación de Haas Team y el mexicano Esteban Gutiérrez como su piloto protagonista de la mano de Gene Haas, copropietario de Stewart-Haas Racing de la NASCAR Sprint Cup Series; entre muchos otros importantes detalles.

A pesar de que los franceses volvieron como escudería independiente, Renault ha impreso su huella tras bambalinas en el máximo circuito desde su salida en 2011, siendo una plataforma importantísima para las promesas jóvenes que han incursionado en sus propias categorías (Fórmula Renault 3.5, por ejemplo), como antesala a la Fórmula 1, y continuará también en el ruedo mecánico como proveedor de motores a Red Bull Racing, con el Tag Heuer; dejando a Toro Rosso, debido a la falta de presupuesto y tiempo para reconstruir el auto, con los incontenibles ánimos de un nuevo motor Ferrari que la propia escudería italiana sí usará, para ser potenciado por la planta motriz que los cavallinos montaron el año pasado; por otro lado, Manor abandonó los motores Ferrari con clasificación 2014 y utilizará Mercedes con prácticamente la misma clasificación que los que AMG equipará esta temporada. Actualmente, la experiencia de Renault en los boxes ha sido un parteaguas del cúmulo de tácticas y estrategias de equipo, premio tras premio, y han sido los garajes que tuvieron sus motores los últimos años un modelo de sincronía y disciplina significativo a observar sistemáticamente, incluso por escuderías de mayor renombre... y recursos; un claro y vergonzoso ejemplo fue la trágica relación que Fernando Alonso tuvo con su McLaren en repetidas fechas del último año, quedando entre las sombras de su vitrina el bicampeonato obtenido entre 2005 y 2006 con Renault, pese a los reclamos y berrinches que Ferrari, y Schumacher desde luego, le harían a la FIA a mitad de aquella temporada por acuso de uso indebido del mass-damper, que los franceses resolverían justo a tiempo con un rediseño exprés del auto antes de finalizar el campeonato. Tras una mano terrible de cartas a su regreso a Renault en 2009, el español partiría al año siguiente para defender los colores rojos de sus verdugos italianos hasta su reincorporación con los ingleses de McLaren, hasta donde hoy en día forma un titubeante equipo para suplir la costosísima partida de Lewis Hamilton a Mercedes.

Los cambios en la 67° temporada de Fórmula 1 incluyen un sistema complejo para la asignación y devolución de los diferentes tipos y compuestos de neumáticos que Pirelli provee; un sistema más complejo aún de tres clasificaciones y obtención de la pole, para el premio del siguiente día; y, sin lugar a dudas, los que monoplizan los reflectores y las portadas de prensa, como los dolores de cabeza de los equipos y dueños, los autos. ¿Tendrá Ferrari en su SF16-H la combinación precisa para vencer al W07 de Mercedes?, ¿alcanzarán los ajustes de Hasegawa, en las impecables trincheras de Honda, para que Alonso llegue a pits en el McLaren y no a pie?, ¿será el nuevo RS16 de Renault lo adecuadamente eficiente para competirles a los grandes?, y, a propósito, ¿podrán Mangussen, un danés prodigio de 23 años campeón de la Fórmula Renault 3.5, y Palmer, un británico de 25 años campeón de la GP2 Series, del Renault Sport F1 Team, competir y mantener sus Pirelli pegajosas cerca de los monoplazas de Vettel, Räikkönen, Rosberg y, vaya, Hamilton?; ya veremos.

 ¿Los pronósticos?; pues, a decir verdad y a pocos días del banderazo de salida en Melbourne, no se abalanzan sobre quién, o qué, podrá arrebatarle la hegemonía al piloto inglés de Mercedes, sino cuántos años más durará su legado. Mientras tanto, los rincones que el iridiscente sol de Montecarlo escombra, el ruboroso horizonte de Suzuka, las figuras inmóviles de los rojizos arces de Île Notre-Dame, el atardecer veloz en Eau Rougue, los misterios de Lombardía, el extravagante Yas Marina, y el imperturbable aroma de caucho caliente matutino, esperan incipientes.