jueves, 14 de febrero de 2013

El antisemitismo jalifista.


Vía @Serxiuxo


Don Alfredo Jalife-Rahme, columnista de La Jornada y, según él, académico de la UNAM, doctor y nobel, sabrá alguien de qué cosa, ha insultado y provocado, de manera recurrente y vulgar, a muchos periodistas en redes sociales. Los intercambios altisonantes más escandalosos en Twitter, su medio preferido, han sido con Enrique Krauze, Carlos Loret de Mola, Jorge Castañeda y, recientemente, Federico Arreola. 

El señor Jalife también se ha metido en muchos líos con la comunidad sionista del país, sus objetivos de agresión son principalmente los empresarios judíos a los que califica “encubridores de la banca israelí”. 

A continuación cito fragmentos de un texto que, en defensa propia, publicara don Jalife: 

No soy israelí, ni sionista, ni su clon, por lo que lamento no coincidir con su cosmogonía sectaria, por más respetable o repelente que sea. Tampoco colaboro para Televisa (donde Enrique Krauze Kleinbort alardea manejar la lista de colaboradores y su contenido) ni escribo para The Jerusalem Post, sino para un periódico plural, como La Jornada, donde a la mayoría de las comunidades libanesa y árabe tampoco le gusta (sin hacer tanta alharaca) las opiniones de Frank Hoeflich, Kraus Weisman y Krauze Kleinbrot, defensores a ultranza de ese Israel, al que no se le debe tocar y a cuyos grupos sionistas se les indultan sus crímenes acumulados desde hace 61 años. 

No puedo ser “antisemita” porque soy triplemente semita (ver Bajo la Lupa, 14/5/08). ¿Sabrán qué significa científica y lingüísticamente “semita”, que expropian sin miramientos y que quiere decir “perteneciente a los pueblos árabes (sic) y hebreos” (Diccionario de la lengua española)? 

Especialista mexicano en asuntos internacionales. Autor de varios libros sobre los síntomas indeseables de la mundialización. Colabora dos veces por semana en el diario mexicano La Jornada.” (Fuente: http://chemtrailsevilla.wordpress.com/2009/01/29/bajo-la-lupa-%C2%BFsere-%C2%ABantisemita%C2%BB-en-verdad/#more-927). 

¿Recuerdan sus clases de Sociología y Economía Política? ¿Recuerdan la “Ética protestante y el espíritu del capitalismo” de Max Weber? Texto sobre el calvinismo protestante que, en palabras propias de los precursores de la Sociología alemana, nunca quiso enfrentarse, al menos teóricamente, con el materialismo histórico marxista y que definió al espíritu del capitalismo como los hábitos que favorecen el comportamiento racional para lograr el éxito económico. También, en “Economía y Sociedad”, Weber define sus propias categorías de la Sociología comprensiva y las herramientas y preceptos de la actividad social y la conducta a partir de la acción. 

Toda la obra de Weber es fundamental y orgánicamente antisemita, no sólo redujo la metodología del materialismo marxista sino que contribuyó con abundantes herramientas, una tras otra, a la conceptualización de lo espiritual como agente subordinante, o subordinado, de la actividad económica. Pensaba, pues, que la comunidad judía, debido a su orden espiritual, tiene una concepción distinta de las esferas políticas y económicas y, por tanto, habrían de participar, históricamente, en menor proporción en las capas ilustradas de la industria. Así, diferenció el acercamiento de la comunidad judía y católica, respecto a la protestante, y la sustancia de las relaciones de trabajo entre estas, con las actividades económicas exitosas a partir de las capacidades de trabajo e inclinaciones donde, según el autor alemán, serían los protestantes los que escalarían los puestos superiores del proletariado ilustrado y de la burocracia industrial hacia el progreso económico. 

Las posturas antisemitas de don Alfredo no son sólo una vacilada para perder su tiempo, y el de sus adversarios, con sus insultos ya que, y me extraña de su cobijo por La Jornada, ofende no sólo a los principios judíos sino que predica un legado extremista y caduco que ha venido navegando sobre las aguas del espíritu weberiano que bien jodido es, aunque Alfredo no sea protestante y se defina triplemente semita. Su crítica a lo que él mismo llama israelocentrismo que, según entiendo, es la autodefensa semita del sistema financiero israelí, conserva aquellos fundamentos y líos epistemológicos de una causa protestante en fragua que, si bien se ha adherido a otras corrientes políticas y religiosas, incluso propiamente semitas, es un instrumento muy agresivo y retrógrada para elaborar una opinión sobre los aspectos de la economía política israelí y el periodismo judío.


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