Polo GTI 2013: Fanatismo y mercado.

Vía @Serxiuxo

El fanatismo es una aguda identidad, a través de un mecanismo que construye el sentido de pertenencia individual y hacia “lo otro”, con la religión, política, o cualquier otra cosa, que permea el raciocinio de los que son fanáticos. 

Hay, pues, fanáticos de Jesús, de Chávez, de Elba Esther, del Cruz Azul, porros del PRI, por decir algo, y de los autos. 

Hace unas semanas publiqué una nota sobre el nuevo Jetta básico; para ser honesto, me devolvieron más mentadas de madre que las que tenía presupuestadas. Algunos, caray, incluso acusaron a SDP Noticias de conspirar contra Volkswagen y otros, qué cosa, me llamaron sionista rencoroso con los alemanes. 

Fans, solamente eso. 

Del Jetta sexta generación, en su versión base, me llamaron la atención las siguientes características para elaborar mi crítica. 

Primero, el precio. 224 mil pesos para el manual y 243 mil el Tiptronic. 

Motor 2.0 SOHC (single overhead camshaft) de 115 raquíticos caballos de fuerza. El mismo bloque que ha usado la marca desde el primer Golf GTI, allá en 1976, y que han compartido la segunda, tercera, cuarta y, nuevamente, sexta generación del Jetta. A diferencia de los nuevos motores con gran carga tecnológica, el veteranísimo tren motriz queda muchos peldaños abajo en aspectos técnicos, de eficiencia, consumo y emisiones; es absolutamente irracional que propulse a la última generación de dicho modelo. 

Suspensión trasera similar a la que portara la cuarta generación, que comenzó a producirse en 1999; y ni siquiera parecida a la independiente que usó la quinta (Bora). Con un peso de casi 1700 kilos, el nuevo Jetta 2.0 austero, que bien está pensado para uso citadino, nuevamente queda varios pasos atrás en calidad de manejo, debido a dicha configuración de suspensión, respecto a sus rivales también en sus versiones básicas. 

Los rines de aluminio tendrán que comprarse en el mercado secundario y a gusto del cliente, pues equipa de acero con tapones de plástico. 

Éstas, algunas soluciones incomprensibles luego de que el fabricante economizara gastos para ofrecer un producto de entrada y baja valía. 

Cito un fragmento de mi anterior nota, “…cuando un fabricante ofrece un producto competente, coadyuva al desarrollo del mercado. En caso contrario, cuando produce una mercancía de baja calidad disolviendo su estrategia de venta fundamental, y se involucra en un sector que no tenía planeado, se comprometen sus expectativas y funciones que satisficiera inicialmente.” 

Ya lo dijo el buen Karl, el valor de una mercancía es igual al trabajo humano que las produjo, es decir, el tiempo socialmente necesario de producción. Entonces, las mercancías tienen un carácter ambivalente. “La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso… El valor de cambio se presenta en primer lugar como la relación cuantitativa, la proporción en que valores de uso de una clase se cambian por valores de uso de otra… Como valores de uso, las mercancías tienen ante todo cualidades distintas; como valores de cambio, sólo se diferencian por la cantidad.” 

Por tanto, sólo les queda a las mercancías una cualidad en común; son, todas y cada una de ellas, productos del trabajo del hombre. “Por consiguiente, aquello que les es común, y que se manifiesta en relación de cambio o en el valor de uso de las mercancías, es su valor; y un valor de uso o un artículo no tiene más valor que el del trabajo materializado en él.” 

No me parece ético que Volkswagen de México financie sus propios costos de producción y estabilice su déficit vendiendo productos caros, obsoletos e incompetentes con el resto de los distintos segmentos del mercado. 

Yo soy un seguidor de la marca; olviden por favor, los fans empedernidos, sus insultos en caso de parecerles algo personal. Sin embargo, no todas las estrategias de Volkswagen han sido precisa e irreductiblemente sanas. La marca prescindió de la quinta generación de Golf, sólo vendieron el GTI; el nuevo Beetle es una vacilada, la oferta de propulsores diésel es baja, ofertan aún la cuarta generación del Jetta bajo el nombre de Clásico y los precios de los modelos de última manufactura, el Polo por ejemplo, son relativamente más altos que el de sus competidores. 

Sin embargo, y a propósito, el nuevo mini Golf de bolsillo, el Polo GTI, le ha venido a dar una bocanada de aire fresco a la marca. A los seguidores tradicionales nos complace, a los fans los descarrilará. 

Con un precio de 318 mil pesos y el motor más galardonado de la marca en los últimos años, el pequeño 1.4 TFSI de 180 hp con emisiones de CO2 debajo de los 140 gr/km y acoplado a la transmisión DSG, las cosas cambian. Parte del equipo base es el sistema de regulación de frenado, asistencia para el arranque en pendiente, ABS, airbags frontales y laterales, radio AM/FM con cargador de 6 CDS, MP3, Bluetooth, pantalla touch screen de 6.5" y rines de 17”, entre muchos otros ítems de alto valor. 

Este juvenil, ágil y elástico, en sentido económico, Polo GTI, no sólo es un modelo de entrada si pensamos en el costoso, maduro y consolidado Golf GTI, pues no viene a cubrir un segmento específico donde pocos subcompactos juegan, sino, más bien, reanima las pretensiones de la marca de satisfacer a sus clientes fieles, así como a los entusiastas de otras marcas que no encuentren otras opciones. 

El Polo GTI tampoco reinventa las reglas del mercado, ni del segmento, pero es una simple y brillante forma de hacer las cosas bien. Bravo. 

(Fotos: www.autosactual.com)